lunes, 9 de noviembre de 2009

CRASH: ¡Guerra al Coco-Maniaco!

Controlando las mentes...

Una nueva entrega de la famosa y longeva franquicia Crash Bandicoot regresa a nuestras consolas, y lo hace donde lo dejó en su último capítulo Lucha de Titanes. Los mutantes han sido liberados, pero el Dr. Cortex persiste en su diabólico plan de extender el mal y conquistar el mundo. Para ello, nada más práctico que idear un artilugio aparentemente inofensivo, el NV, que esconde poderes de control mental sobre los mutantes y los bandicoot de la Isla de Wumpa.

Crash es un juego de plataformas 3D clásico en el que iremos recolectando mojos y salvando obstáculos en entornos coloristas y atractivos. Aunque se trate de un juego a primera vista infantil (por sus diseños), encierra sin embargo un contenido más profundo en los videos (o cut scenes), de sátira social, que unido al goce de su fácil manejo, lo hace apto también para padres. Incluye además un modo de juego cooperativo.

Sus 23 misiones y 50 desafíos opcionales, distribuidos en un puñado de escenarios semiabiertos, que abarcan desde el frondoso bosque hasta cuevas heladas, tenebrosas grutas, pasando por el desierto, un desguace o la Escuela Maligna, por citar algunos, dan para rato.

En esta entrega Crash ha aprendido algunos movimientos para esquivar golpes, pero también nuevos combos de ataque, sin olvidar su giro marca de la casa. Además Crash excava túneles y trepa muros con facilidad. Sin embargo lo más divertido será encaramarnos a lomos de los titanes, verdaderos protagonistas de esta entrega, que podremos guardar literalmente en el bolsillo y hacer uso de ellos cuando la situación más lo requiera. Con cada titán descubriremos nuevas armas y destrezas, no sólo para librarnos del acoso de nuestros enemigos, sino además, para solucionar puzzles.

Los NPJs (personajes no jugables), nos dan pistas pero sobre todo nos arrancan una sonrisa de vez en cuando con sus comentarios jocosos, que por cierto, son muchos y chocantes.

LA VELOCIDAD es por momentos frenética (y fluida), subidos a un Rinorodante (titán hecho bola), rodaremos por acantilados vertiginosos, haciendo loopings o rizos al más puro estilo Sonic. Nos enfrentaremos a jefes finales y podremos alterar el entorno e incluso ralentizar el tiempo. De hecho, parte de nuestra tarea será destrozar cajas de madera o sacudir plantas para obtener mojo y así mejorar las cualidades de Crash y los titanes.

Técnicamente Crash: ¡Guerra al Coco-Maniaco!, no innova, pero lejos de ser un defecto, lo convierte en un valor seguro para los amantes de las plataformas. La física se comporta bien y la cámara en general está en el lugar más adecuado. Apenas se detectan algunas omisiones de audios muy puntuales, que en nada minoran la calidad del título, cuya música sin ser sorprendente, resulta pegadiza y acorde al momento.

En conclusión, Crash es un juego de plataformas clásico, con sentido del humor y divertido de principio a fin.

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